domingo, 31 de mayo de 2015

UN CÍRCULO MÁS SIGNIFICATIVO

Ayer el médico dijo que ya había quedado atrás la celulitis. No hubo necesidad de cirugía, el cuerpo absorbió el absceso. La zona está como si hubiera asistido a una pelea de box. El doctor dice que mejorará y yo quiero creerle. 

Volvemos a una rutina tranquila, espero. En esta ocasión, el uso del antibiótico no me provocó tantas nuevas lesiones como en otras ocasiones. Aguanté la crisis con una dosis de 10 mg de prednisona, en lugar de 15. Si aguanté en la adversidad, espero sostenerme en el tiempo cotidiano. 

Volviendo al libro de "El sentido de la enfermedad" de Jean Shinoda Bolen, ella plantea algunas preguntas importantes: 


  • ¿Quién comparte tu dolor?
  • ¿A quién le afecta de verdad la posibilidad de que no regreses, de que no recuperes la salud?
  • ¿A los amigos, los allegados, el cónyuge?
  • ¿A quién le importa realmente?
Como he comentado, casi nunca converso sobre mi enfermedad, a menos que sea inevitable y necesite justificar ausencias o aparentes irresponsabilidades. Sin embargo, hablo mucho con mi cuidadora, con mi hijo. Hay algunas amigas con las que comparto de vez en cuando. 

Pero, en general, me he dado cuenta que la gente no quiere escuchar tus miserias. A veces, no encuentras comprensión ni en tus amigas más íntimas, a menos claro, que vomites sobre ellas o te quedes completamente dormida cuando las escuchas, jajajaj. 

Cuando te planteas las preguntas del libro y lo tomas en serio, el círculo íntimo con quien compartir se reduce sensiblemente. Y no por ser más pequeño es menos significativo. 

También hay maravillosas sorpresas: la peor crisis del 2013 me devolvió la relación con una de mis primas y al volver a reunirnos afectivamente, hemos encontrado nuevos temas en torno a los cuales construir lazos.  

Puedo construir un círculo más significativo y eso refuerza la esperanza. 

sábado, 16 de mayo de 2015

Una crisis

Todo iba bien hasta el lunes 11 de mayo. Durante la tarde me comencé a sentir muy mal. Luego, vino una tos desde el fondo de los pulmones. Una tos seca que me hacía sentir que los pulmones se iban a salir de su lugar. 

El martes tuve cita con la homeópata. Me hizo acupuntura por primera vez y luego, me dio un medicamento homeopático para la tos. 

El miércoles, creía yo, había sido el peor día. 

El jueves, al final de la tarde, me bañé y detecté una pequeña masa en el seno con una inflamación alrededor. 

Al otro día, viernes, fui con un médico general. Diagnosticó celulitis en el seno. Durante la noche, yo había dormido mal pensando que tal vez tenía tuberculosis y había llegado a la piel. El médico descartó mi sospecha. 

Lloré mucho por el dolor de la celulitis en el seno. El médico me dio un antiinflamatorio que puso fin al dolor. 

Creo que he tenido suerte de no tener una crisis de salud desde febrero. Me había salvado de muchas enfermedades oportunistas, especialmente de los frecuentes catarros, que fueron una plaga el año pasado. 

Espero salir de esta lo mejor que se pueda. 

martes, 12 de mayo de 2015

Alguien con quien contar

Como les explicaba al inicio, con este tipo de enfermedad casi ningún médico está dispuesto a comprometerse. Te dan el diagnóstico, la receta de prednisona y que le vaya bien y tenga buena suerte. 

Si tienes alguna enfermedad oportunista, tendrás que buscar al especialista (si es necesario) que la atienda para salir de ella. 

En abril encontré una persona dispuesta a comprometerse conmigo en la búsqueda de la remisión de la enfermedad. Es una persona que practica la homeopatía. 

Hasta ahora ha sido una buena experiencia porque aunque estamos en un proceso de ensayo-error, por lo menos, cuentas realmente con alguien que está dispuesta a caminar el camino contigo. 

Eso es oro puro en esta época y me ha brindado un amplio margen de esperanza. 

La esperanza me ha traído renovadas fuerzas, más tranquilidad y entusiasmo por intentar cosas nuevas. 

Tengo suerte y estoy sobre el pico de la ola de esperanza. Sé que me va a ir bien. 

Una amiga comentó algo de mi enfermedad y le dije, refiriéndome a la homeópata: "Mientras ella me toque, no voy a morir". 

Esta es una nueva etapa en esta ordalía.